Europa League | La Real Sociedad no termina de encontrarse y cae ante el Anderlecht

Tras cosechar un empate en su estreno, ante el Niza (1-1), la Real Sociedad se medía hoy al Anderlecht en la segunda jornada de la Europa League. Los donostiarras, que obtuvieron una tan necesaria como liberadora victoria en Liga frente al Valencia el pasado fin de semana, confiaban en repetir sensaciones ante un rival que, en su primer duelo europeo, superó al Ferencvaros por 2-1.

El partido arrancó con un cuadro belga dispuesto a plantar cara, a manejar la posesión y vivir lo más cerca posible del área vasca; unas buenas intenciones que quedaron totalmente empañadas por su empecinamiento en sacar el balón jugado desde atrás sin contar con el talento adecuado. De hecho, cuando apenas se habían cumplido 5 minutos, la zaga cometió un error grosero y la Real aprovechó el regalo para sumar el 1-0 en una jugada en la que Pablo Marín empujó a la red un balón bien puesto desde el otro costado por Umar Sadiq.

Aunque siguió jugando con fuego y estuvo cerca de conceder un segundo tanto en otra acción grotesca, el conjunto de Bruselas no se vino abajo y se aferró con fuerza a su plan inicial. Y a veces, la tenacidad tiene premio, porque para el 40, ya había dado la vuelta al marcador gracias a los tantos de Luis Vázquez y de Theo Leoni. Este segundo, por cierto, un golazo.

Los guipuzcoanos, que se habían dedicado a poco más que presionar y esperar el error de su oponente, intentaron dar un paso al frente para igualar la contienda antes del descanso, pero en su mejor oportunidad, el islandés Orri Óskarsson se topó con el larguero y el partido se marchó a la pausa con derrota momentánea.

Reacción insuficiente

El paso por vestuarios nos devolvió a una Real Sociedad renovada. Consciente de que los suyos no estaban mostrando el nivel adecuado, Imanol Alguacil dio entrada a Naif Aguerd, Take Kubo y Ander Barrenetxea. Además, el equipo metió una marcha más y cambió su idea de esperar el fallo del rival por la de buscar el ataque de una forma más directa e insistente.

Aunque su fútbol mejoró notablemente, los txuri urdin no lograron materializar ninguna de las buenas ocasiones de las que dispusieron y el partido comenzó a acercarse peligrosamente hacia esa fase de nervios y prisas en la que es fácil que cualquier equipo en apuros pueda dejar más espacios de los deseados en defensa o cometer errores innecesarios. De hecho, pasada la hora de juego, el Anderlecht salió de la cueva en la que se había recluido tras el descanso y comenzó a buscar un tercer y definitivo tanto.

Pese a no cejar en su empeño, los donostiarras fueron incapaces de perforar la meta defendida por Colin Coosemans y el encuentro concluyó con un 1-2 que tal vez resulta un premio excesivo para un cuadro belga que casi se olvidó de jugar en la segunda parte, pero que seguramente penaliza con cierta justicia a una Real que se dejó llevar en el primer acto y que no tuvo la finura necesaria para darle la vuelta al marcador. Ahora, toca remar para no quedarse descolgados en la lucha por acceder a la siguiente ronda.