Liga de Campeones | Ejercicio de personalidad del FC Barcelona para noquear al Nápoles
Después de ser claramente superior en el cómputo general de la eliminatoria, el Barça ha conseguido certificar su merecido billete a los cuartos de final de la Champions. Una estupenda actuación coral para situarse entre los ocho mejores clubes de este emblemático torneo europeo.
Tras las tablas en el primer asalto de los octavos de final de la Liga de Campeones, el FC Barcelona volvía a la carga con la intención de llevarse el gato al agua. Todo ello, por supuesto, con la ambición de situarse entre los ocho mejores clubes de una prestigiosa competición que defiende el Manchester City. El combinado catalán partía ligeramente como favorito por contar con el apoyo de su afición, aunque el Nápoles no daría su brazo a torcer con facilidad.
Xavi Hernández se decantaría de inicio por un Marc-André ter Stegen que desea recuperar su versión imperial, dado que es uno de los mejores guardametas del mundo. Un internacional germano que quedaría acompañado en la parcela defensiva por Jules Koundé, Ronald Araujo, Pau Cubarsí y Joao Cancelo. Andreas Christensen e Ilkay Gündogan se quedarían en la base de la medular, dando libertad a Fermín López para conectar con Lamine Yamal, Raphinha y Robert Lewandowski.
Por lo que respecta a la alineación titular de un Francesco Calzona que está llevando a cabo un buen trabajo desde que asumió el cargo, el guardián de sus dominios sería Alex Meret. Por delante, un esquema de cuatro en la retaguardia con la presencia de Giovanni Di Lorenzo, Amir Rrahmani, Juan Jesus y Mário Rui. André Zambo Anguissa, Stanislav Lobotka y Hamed Traorè compondrían la parcela ancha, dejando el ataque al trío de ases de Matteo Politano, Victor Osimhen y Khvicha Kvaratskhelia.
Un inicio arrollador del FC Barcelona
Cubarsí realizaría un ejercicio de personalidad para ganar la partida más de una vez a Osimhen, mientras que la puesta en escena de los culés sería muy positiva. Por increíble que parezca, la intensidad de los locales sería fantástica, imponiendo un ritmo muy eléctrico prácticamente desde el comienzo del partido. Fermín se adentraba con bastante alegría en el área rival, al tiempo que Lamine se estaba convirtiendo en una auténtica pesadilla para Mário Rui.
Tras alguna que otra incursión, el Barça rompería la paridad en el electrónico alcanzado el cuarto de hora de la contienda. En concreto, merced al acierto en la definición de un incombustible Fermín (1 – 0). Casi sin margen de reacción para los partenopeos, Lamine Yamal tiraría una transición rápida para habilitar a un Raphinha que tan solo se vería frenado por la madera. Pese a ello, Cancelo recogería el rechace para desatar la euforia de los suyos con el 2 – 0.
Ter Stegen frenaría a un Osimhen que caía en la trampa del fuera de juego con frecuencia, aunque Rrahmani reengancharía al campeón italiano a la eliminatoria a la media hora del duelo (2 – 1). A partir de ese preciso instante, el Nápoles iría nivelando fuerzas sobre el tapete verde, poniendo en serios apuros a un equipo catalán que había controlado muy bien el encuentro. De hecho, el muro alemán de los culés estaría providencial con su soberbia parada para dejar a Di Lorenzo con la miel en los labios en el Estadio Olímpico de Montjuic.
Robert Lewandowski espanta los fantasmas
Los de Calzona habían detectado la fragilidad atrás de Cancelo (costado zurdo), pero Lamine conectaría con un Lewy que no estaría fino con su definición. Koundé estaba haciendo una tarea encomiable para minimizar al máximo las virtudes de Kvaratskhelia, aunque el georgiano ejecutaría un tremendo latigazo con el que pudo sorprender a Ter Stegen. Así las cosas, el plantel de Xavi tenía que achicar aguas para conservar su renta. Muy a su pesar, el egarense veía cómo sus pupilos comenzaban a perder la manija del choque en relación con la posesión del esférico. Osimhen reclamaría una pena máxima al ser derribado por Cubarsí, al tiempo que Raphinha pondría a prueba a un Meret que se quitaría el cuero de encima.
Una cuestión era evidente: transcurrían los minutos y todo seguía en el alambre. Meret ganaría la partida a Lewy y Gündogan, mientras que el gol de Lamine no sería legal por posición antirreglamentaria. Sergi Roberto había salido muy enchufado para dejar grandes minutos, junto con un Yamal que se quedaría cerca de ver puerta en el tramo decisivo de la batalla. Jesper Lindström tendría una ocasión clarísima, pero el que no fallaría sería Lewandowski para guiar al Barça a cuartos de la Champions (3 – 1). Y eso que Mathías Olivera estrellaría un zapatazo al travesaño.
Más información