Europa League | El Athletic Club se obliga a una remontada

Aunque firmó una brillante fase de liguilla y se clasificó de forma directa para octavos de final de la Europa League, el Athletic Club se medía esta noche a uno de los rivales más duros de la competición, una AS Roma que ha mejorado drásticamente sus prestaciones desde que Claudio Ranieri se hizo con las riendas del equipo. Por ello, el objetivo del cuadro vasco parecía claro: salir vivo del Olímpico y acudir al partido de vuelta de San Mamés con las máximas opciones posibles de clasificarse para cuartos.

Como podía intuirse, y pese a jugar en casa, a los italianos no les importó en absoluto mantenerse cerca de su área y esperar con paciencia cualquier tímida opción para salir con velocidad hacia el área vasca. Los de Ernesto Valverde, que ya venían avisados, no cayeron en la trampa y lograron mantener en estos primeros minutos un correcto equilibrio entre ataque y una defensa en la que, eso sí, ya daba la sensación de que Yuri podía pasarlo realmente mal ante el talentoso Paulo Dybala.

Sobre el 20, en un nuevo intento de balón en profundidad de los locales, Artem Dovbyk midió fuerzas en una carrera con Dani Vivian y destapó un problema físico del principal baluarte de la retaguardia rojiblanca. La jugada acabó con un oportuno resbalón del ucraniano que permitió a Julen Agirrezabala atajar el balón sin problemas, pero envío directamente al banquillo a un central vitoriano que tuvo que dejar su sitio a Aitor Paredes.

Sin su mejor central y con Yeray cargando con una tempranera amarilla, se intuían serios problemas defensivos para los vizcaínos, y aunque no fueron tan evidentes como podía esperarse, sí que estuvieron muy cerca de costarles el 1-0. Pasado el 40, en otro balón frontal de la Roma, un desacertado Yeray midió mal y dejó una pelota muerta en la frontal que Dybala acabó estrellando contra el larguero. Fue la última acción de mérito de un primer acto en el que del ataque visitante apenas hubo noticias más allá de un par de cabezazos forzados y un postrero remate cruzado de Maroan Sannadi. Poca cosa para un equipo que, además, se marchó al vestuario con tres amarillas fruto de su intensidad y un arbitraje claramente casero de Sandro Schärer.

Goles y una expulsión decisiva

La pausa nos devolvió a un Athletic Club serio y concentrado en la tarea de no dejarse sorprender con los pases largos de los giallorossi. Además, en uno de sus primeros acercamientos, el incombustible Óscar de Marcos forzó un córner que, tras un primer toque de Aitor Paredes, un oportuno Iñaki Williams acabó enviando al fondo de la red (50'). El 0-1 no reflejaba, en realidad, lo visto sobre el verde, por eso, tampoco resultó extraño que, seis minutos después, y tras dos ocasiones previas, Angeliño devolviese las tablas al marcador y dejase el partido tal y como debía estar.

Lejos de aprovechar el impulso y unas tímidas dudas que comenzaban a intuirse en los visitantes, la Roma volvió a sus orígenes y pareció de nuevo conformarse con un juego más pausado. Gracias a ello, los rojiblancos lograron recuperar metros y pudieron volver a asomarse cada cierto tiempo a los dominios de un Svilar que, eso sí, tampoco tuvo que poner a prueba sus habilidades.

Y así, sin grandes oportunidades, el partido se fue acercando a un final que podría haber sido bastante más plácido para los vascos si Valverde hubiese optado por retirar a tiempo al amonestado Yeray. El preparador no consideró oportuno el cambio y, en el 86, el defensa cometió una falta que le costó segunda amarilla y la consecuente expulsión. La Roma, como buen equipo italiano, no desaprovechó el regalo y en la prolongación, gracias a un tanto de Eldor Shomurodov, acabó llevándose un triunfo que le permitirá acudir al partido de vuelta con una pequeña, pero, tal vez, suficiente ventaja.