Andrei Arshavin, Roman Pavlyuchenko, Yuri Zhirkov, Pavel Pogrebnyak. Todos estos nombres son el estribillo del verano después de la Eurocopa 2008, donde la selección nacional rusa mostró un enorme nivel, coronado con su clasificación para las semifinales.
Tras de hacer historia con la selección de Corea del Sur, el preparador holandés Guus Hiddink, ha vuelto a hacerse un hueco en la escena internacional con jugadores prácticamente desconocidos para el gran público. O casi, porque con los triunfos del CSKA Moscú y el Zenit de San Petersburgo en la Copa de la UEFA en 2005 y 2008, algunos jugadores como Arshavin o Zhirkov ya habían estado en la nómina de importantes equipos antes del notable paso de Rusia por la Eurocopa de Austria y Suiza.
Un huracán que quedó en nada
Llamado a ser uno de los principales actores de este mercado, la revelación de la Euro no ha podido cambiar de aires tal y como él esperaba. La verdadera estrella de la selección, Andrei Arshavin (foto) parece una de las mayores promesas de los grandes clubes europeos, ya que ha sonado paraArsenal, FC Barcelona, Tottenham y Chelsea. Jugador de enorme técnica y poderosa aceleración, la joya rusa ya ha mostrado su deseo de descubrir las grandes ligas europeas. Pero no ha habido forma, ya que el Zenit pide al menos 25 M€ para hacerse del jugador. Por este motivo, el interés de muchos de los clubes se ha ido enfriando y tan solo el Tottenham aparece entre los "futuribles".
Ídem para su compañero Pavel Pogrebnyak. Autor de 12 goles en 32 partidos con el Zenit, el atacante se encontraba en la agenda del Real Madrid antes de la Euro. Después, una lesión de rodilla le impidió disputar el Campeonato de Europa y el interés del conjunto merengue terminó por enfriarse.
Por su parte, el jugador Spartak de Moscú, Roman Pavlyuchenko, también se encuentra lejos de abandonar el club moscovita. Cortejado por Manchester City, Celtic de Glasgow, Tottenham e incluso Real Madrid, el sólido delantero ruso nunca ha abandonado país. Por el momento, sólo ha llegado una oferta de 10 M€ a las oficinas rusas por el goleador, pero esta ha sido desechada a la espera que el ariete siga con su racha de 69 en 141 partidos en el campeonato de su país desde que llegó al Spartak en 2003.
La fortuna rusa, culpable
Por último, encontramos a Yuri Zhirkov, al que el ex entrenador del Chelsea Avram Grant intentó llevarlo a Stamford Brigde, aunque todo quedó en agua de borrajas debido a la no renovación del israelí. El Olympique de Lyon también pensó en él como alternativa al sueco Kim Källström, aunque la operación no terminó de concretarse.
Pese a todo lo que prometía, la marea rusa finalmente no se llevó a cabo. De hecho, el traspaso de Arshavin aparece hoy como la única posible salida de las estrellas de selección. ¿La razón?, pues muy posiblemente los millones de dólares que reciben los clubes de sus patrocinadores, por lo general compañías petroleras como Gazprom. Esto permite que hacerse cargo de importantísimos sueldos que igualan a los competidores europeos, y en caso de igualdad en la ficha, muchos de estos futbolistas prefieren quedarse en casa.
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