La hora de la verdad había llegado para conocer al sucesor del Manchester United en el palmarés de este bonito torneo en Inglaterra. Un duelo que, con motivo de la gran final de la Carabao Cup, iba a reunir a dos de las potencias más emblemáticas de la Premier League. Por un lado, el Chelsea deseaba enderezar de una vez por todas el rumbo de una temporada que está siendo bastante discreta. Por el otro, se asomaba un Liverpool que confiaba en imponer su ley.
Alcanzado el cuarto de hora de la contienda, Djordje Petrovic sacaría a relucir su repertorio de paradas con dos intervenciones de mucho mérito. En concreto, para frustración de Alexis Mac Allister y Luis Díaz. Los reds iban ganando presencia en campo contrario, aunque Caoimhín Kelleher echaría el cerrojo a sus dominios cuando Cole Palmer ya se relamía. Asimismo, la nota negativa sería la lesión de Ryan Gravenberch por una fuerte entrada de Moisés Caicedo.
Por tanto, Joe Gomez saltaría al césped en detrimento del centrocampista neerlandés. Raheem Sterling vería portería, aunque la diana quedaría invalidada (VAR) por posición antirreglamentaria de Nico Jackson. Por su parte, el testarazo de Cody Gakpo sería repelido por la madera. Tras la reanudación, Virgil van Dijk no perdonaría, pero su gol no sería legal por fuera de juego previo de Wataru Endo. La final se marcharía a la prórroga, donde el central neerlandés sería clave para dar el trofeo al Liverpool en Wembley (0 – 1).
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