Brasil inaugura el Mundial con un triunfo tan discreto como polémico

Como ocurre cada cuatro años, el partido inaugural del Mundial se convierte en uno de los más seguidos. Todo el planeta miraba hacia Sao Paulo y, a diferencia de lo que ha sucedido en otros duelos iniciales, comenzó de manera emocionante. Primero con todo el estadio cantando el himno a capella, pero sobre todo gracias a la apuesta ofensiva con la que comenzó Croacia, que se no se resignó a ser el convidado de piedra en este partido. De hecho, antes del gol de Marcelo en propia puerta (11’), Ivica Olic había avisado con un centro peligroso y posteriormente con un cabezazo que se fue fuera por poco.

Los croatas encontraron en la espalda de Dani Alves una autopista que aprovecharon durante los primeros minutos, en los que Olic dio todo un recital. Parecía que Kovac había acertado con su planteamiento porque la canarinha apenas inquietaba a sus rivales. Pero poco a poco Brasil se fue desperezando, gracias a sobre todo a la calidad de Oscar (muy incisivo todo el duelo) y Neymar. Este último actuó principalmente como mediapunta, por detrás de Fred, lo que resultaría siendo determinante en el encuentro, especialmente en la jugada del empate: una arrancada del futbolista del FC Barcelona, que recordó a la mejor versión de Lionel Messi con su eslalon y su definición (a la que ayudó sin duda Pletikosa).

Pero antes de ese tanto del ex del Santos (que minutos antes veía la primera amarilla del torneo por una fea acción con Modric), Nikica Jelavic estuvo excesivamente egoísta en un cabezazo que detuvo Júlio César ya que no vio (o no quiso ver) que Ivica Olic estaba solo para rematar a placer. Así es el fútbol: en la siguiente jugada el anfitrión nivelaba el luminoso. A partir de ahí, Brasil se hizo con el control, aunque sin crear peligro (solamente un disparo de Hulk, que estuvo desaparecido en todo el choque).

Un inexistente penalti decanta el choque

Antes de llegar a la jugada que marcó el partido, los 25 primeros minutos de la segunda parte fueron una alternancia continua de ocasiones por parte de ambos bandos. Aunque Brasil creó más peligro gracias a los de siempre: Neymar y Oscar. Croacia notó la ausencia de un mediocentro defensivo capaz de frenar a estos futbolistas, especialmente al primero, quien se movió como quiso entre líneas. Y no porque Luka Modric o Ivan Rakitic le dejaran campar a sus anchas, sino porque ambos estuvieron muy solos haciendo unas labores a las que no están acostumbrados: destruir en lugar de crear.

El «10» fue el factor diferencial del choque con sus galopadas. Ocasionalmente caía a su banda natural, la izquierda, en la que Hulk fue un fantasma (Scolari lo cambio por Bernard en el 69’). Sus constantes regates, desequilibrios y su chispa dieron alegría a un Brasil plano en su juego. Y entonces llegó la jugada que se repetirá mañana mil veces en todos los informativos: Fred intenta darse la vuelta ante Dejan Lovren dentro del área de castigo, cae y el japonés Nishimura señala la pena máxima. Las repeticiones demuestran que el contacto entre el jugador del Southampton y el del Fluminense es mínimo. Así que las sospechas arbitrales ya se ciernen sobre este campeonato nada más empezar. Neymar transformó la pena máxima, la cual lanzó bastante mal, pero Pletikosa colaboró con sus manos blandas. La verdad es que el portero croata pudo haber hecho algo más en los 3 tantos.

El resto del duelo transcurrió entre los intentos de Croacia por empatar y Brasil buscando alguna contra que le diera la sentencia. Modric y Rakitic lo intentaron y Júlio César salvó a su equipo al final, antes de que Oscar rematara el choque con el 3-1. Un resultado quizá muy abultado para lo que se vio de Brasil. Aunque tiempo tendrán para mejorar, sobre todo porque han puesto un pie en la siguiente ronda.

Así jugó Brasil:

Así jugó Croacia: