Europa League | El Olympique de Marsella ridiculiza al Athletic Club
El Athletic Club volvió a perpetrar otro pésimo partido y cayó por un más que merecido 3-1 ante un Olympique de Marsella que desnudó todas las vergüenzas de un equipo sin alma ni oficio. Sólo las sensacionales intervenciones de Iago Herrerín evitaron un desastre aún mayor.

45 segundos tardó este lastimoso Athletic Club de José Ángel Ziganda en desplomarse. En apenas ese abrir y cerrar de ojos, el entonado Florian Thauvin bailó a la zaga vasca y puso un medido envío al segundo palo que Lucas Ocampos, ante la pasividad visitante, envió sin problemas al fondo de la red.
Aunque llegó a intuirse cierta reacción tras este primer varapalo -Steve Mandanda tuvo que esforzarse para sacar un disparo de Aritz Aduriz en el minuto 5-, lo cierto es que lo que vino después fue la crónica de un desastre anunciado, la muerte de un equipo acomodado y falto de espíritu, la constatación de que el Cuco, otrora un delantero elogiado, ha perpetrado un espanto, un conjunto que uno no sabe por donde cogerlo y que, semana tras semana, causa verdadera vergüenza a sus seguidores.
Pero las tintas no sólo hay que cargarlas contra el técnico. Aunque su incapacidad para dotar al equipo de un estilo propio o para simplemente estimular a la tropa es evidente, los jugadores también fueron en buena medida responsables del esperpento; porque para defender con firmeza, vigilar una marca o sacarse de encima un balón con contundencia no se necesita una instrucción desde la banda, basta con sentido común… Y el 2-0 fue justamente lo contrario, una demostración de cazurrez futbolística que agradeció Dimitri Payet, un jugador que necesita muy poco para encontrar el gol y que no desaprovechó un medio envío de Xabi Etxeita, autor del peor despeje que se recuerda en años (minuto 13).
Tampoco hubo atisbo de reacción o de simplemente apelación al orgullo tras el segundo mazazo. De hecho, el Olympique de Marsella pudo literalmente masacrar al Athletic en los siguientes minutos, pero se topó con el único futbolista rival que se había tomado en serio este primer acto: Iago Herrerín. El meta, que ha aceptado con profesionalidad su vuelta a la suplencia en Liga, salvó a los suyos en varias ocasiones y de algún modo propició que, antes del descanso, en una acción aislada, sus compañeros forzasen un penalti que sólo vio el colegiado y que acabó transformando Aritz Aduriz en un inmerecido 2-1.
Poco castigo para tan pobre juego
No varió nada tras el paso por vestuarios. Eso sí, el Marsella salió con algo menos de ímpetu y eso provocó que el partido no pareciese tan desnivelado durante al menos 10 minutos. Pero fue eso, un sensación, un espejismo, porque en su primera acción ofensiva, los locales volvieron a reírse en la cara de los Balenziaga, Etxeita y De Marcos para dibujar una jugada que esta vez, aunque estuvo cerca de lograrlo, no pudo tirar por tierra Herrerín.
El 3-1, un castigo aún escaso para el insufrible Athletic Club, se mantuvo hasta el pitido final por, básicamente, la falta de puntería de los atacantes marselleses, alguna intervención más de Herrerín y la única acción de merito de un Etxeita que sacó casi bajo palos un balón del omnipresente Ocampos.
Aunque podría decirse que la eliminatoria es remontable, nadie en su sano juicio puede creer que este Athletic atormentado pueda realizar tal gesta. A día de hoy es una escuadra moribunda, dirigida por un entrenador que parece vivir en otro mundo y conformada por un puñado de jugadores que se han transformado en muertos vivientes (lo de Mikel San José es especialmente significativo y lastimoso). Así de triste, así de real.
- Resultados octavos de final (ida):
AC Milan 0-2 Arsenal
Borussia Dortmund 1-2 Salzburgo
CSKA Moscú 0-1 Olympique Lyon
Atlético de Madrid 3-0 Lokomotiv Moscú
Sporting Portugal 2-0 Viktoria Plzeň
Olympique Marsella 3-1 Athletic Club
RB Leipzig 2-1 Zenit
Lazio 2-2 Dynamo Kiev
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