El decepcionante final de Sami Khedira en el Real Madrid
El mediocentro alemán llegó por la puerta grande y se marchará por la de atrás si todo marcha según lo previsto.
Corría el verano de 2010, y aunque España se alzaba con el Mundial en Sudáfrica, una joven y renovada selección de Alemania (a la que solamente el inapelable cabezazo de Carles Puyol hizo doblar la rodilla), deslumbraba en ese torneo. En ella figuraban dos jugadores hasta entonces poco conocidos para el gran público lejos de Alemania.
Uno era Mesut Özil y el otro Sami Khedira, una de las piezas clave de un Stuttgart que había conquistado la Bundesliga en 2009. Tenía 23 años y Joachim Löw le había dado el timón de la Mannschaft junto a Bastian Schweinsteiger. Impresionó también a Florentino Pérez y se lo compró al recién llegado José Mourinho.
Desde entonces fue un fijo en sus esquemas, calificándolo incluso de jugador top. 40, 42 y 44 fueron los encuentros que disputó en sus tres temporadas bajo las órdenes del luso en el Real Madrid. Hizo 8 goles, especialmente recordado el de abril de 2012 en el Camp Nou, pero nunca llegó a justificar su fama de gran llegador que sí tenía en Alemania.
De hecho en su selección le veíamos más suelto, con más libertad para incorporarse al ataque y dejando detalles de calidad que en el Santiago Bernabéu no existían. Se limitaba a ser un jugador correcto, buen escudero de Xabi Alonso pero poco más. Esto era algo que parte de la afición siempre le reprochaba, y lo que provocaba que se pidiera la llegada de otro mediocentro.
Un final decepcionante
En 2013 Carlo Ancelotti tomaba las riendas del equipo y hasta su lesión lo consideró como un fijo, titular indiscutible. De hecho en la final de Lisboa fue titular ante la ausencia de Xabi Alonso, pese a que hacía poco que se había recuperado. Y esta campaña el técnico italiano también ha demostrado que lo prefiere por delante de Asier Illarramendi (17 partidos ha jugado el teutón). Hasta el día del Schalke 04.
Su actitud en el campo, el hecho de haber mostrado su predisposición a marcharse gratis en verano, unido al bache del equipo en 2015 y la gran fiabilidad que dan Toni Kroos y Luka Modric, ha llevado al germano a una situación en la que, salvo gran sorpresa, abandonará por la puerta de atrás el Santiago Bernabéu, tras haber llegado como una gran promesa del fútbol alemán.
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