Europa League | El Manchester United le "regala" un empate a la Real Sociedad

Tras superar con cierta comodidad el play off, ante el modesto FC Midtjylland, la Real Sociedad encaraba esta tarde el primero de sus dos duelos de octavos de final de la Europa League. Los donostiarras acudían a la cita con la idea de sacar partido a la crisis de su rival, el Manchester United, y obtener un resultado que permitiese abordar la vuelta con las mayores garantías de éxito posibles.

El encuentro arrancó igualado, con los dos conjuntos decididos a presionar y pasar el mayor tiempo posible en campo contrario. Este choque de intenciones incomodó bastante a los locales, que tal vez esperaban sentirse más dominadores y que se mostraron algo imprecisos y nerviosos durante buena parte de una primera mitad en la que los ingleses, con poco más que intensidad, lograron merodear con una notable frecuencia el área defendida por Álex Remiro.

Por fortuna para los guipuzcoanos, el United no tiene ya la eficacia y el poderío de antaño y desperdició una tras otra todas sus ocasiones. Algunas, clarísimas, como la que obligó a Aritz Elustondo a sacar sobre la línea un remate casi a quemarropa de Bruno Fernandes. En esa misma acción, el balón quedó después muerto y Joshua Zirkzee fue incapaz de acertar con la portería, pese a tener a Remiro por los suelos. Visto lo visto, y pese a firmar un primer acto decepcionante, puede decirse que la Real alcanzó la pausa con un resultado aceptable.

La Real Sociedad acepta un regalo

El descanso nos devolvió un partido con casi idéntico guion, con un United más intenso y vertical y una escuadra donostiarra claramente desorientada y sin filo. Por ello, apenas resulta extraño que, tras un primer aviso de Alejandro Garnacho, que envió un balón al costado de la red, el combinado inglés se adelantase en el marcador en una acción en la que el neerlandés Zirkzee acabó enviando a las mallas un raso y preciso centro del citado Garnacho (minuto 57).

El gol cayó como una losa sobre un cuadro local que necesitó un mundo para reaccionar y que a punto estuvo de conceder un segundo tanto en una acción en la que el incombustible Garnacho tardó más de la cuenta en perfilarse para disparar. Pero como el futbol es así, cuando peor pintaban las cosas, el VAR detectó una mano absurda de Bruno Fernandes dentro del área y Mikel Oyarzabal aprovechó el regalo para empatar desde el punto de penalti. Era el primer disparo entre palos de los vascos (minuto 69).

El tanto espoleó, al fin, a una Real que, pese a estar completando un pobre partido, se presentó en la recta final con la posibilidad de ganar. De hecho, hasta el 90, fueron los txuri urdin quienes protagonizaron las mejores ocasiones: un potente disparo de cabeza que despejó a córner André Onana, un cabezazo de Naif Aguerd, un par de remates casi a bocajarro de Orri Óskarsson… El asunto es que al haber intención, pero no acierto, el encuentro murió con un 1-1 que no dejará contentos ni a unos ni a otros. Old Trafford dictará sentencia.