Europa League | El Sevilla se da una pequeña alegría en su competición favorita
El Sevilla volvió a mostrar su mejor cara en Europa. Tras una primera parte en la que exhibieron más corazón que cabeza, los de Nervión lograron templar sus ánimos en el segundo acto y acabaron derrotando a un Fenerbahçe que no supo responder al cambio de ritmo de los locales (2-0). Joan Jordán y Erik Lamela certificaron el triunfo hispalense en una competición que sigue ejerciendo como bálsamo.
Si hay una competición en la que el Sevilla siempre se ha sentido cómodo, ésa es, sin duda, la Europa League. Por eso, y a pesar de que el equipo sigue transmitiendo malas sensaciones en Liga, se podía catalogar como factible que, ante el Fenerbahçe, el cuadro que dirige Jorge Sampaoli exhibiese una cara mucho más reconocible.
Y así fue. Desde el pitido inicial, los locales apostaron por un ritmo alto y una presión intensa y no cejaron en su empeño de buscar la portería rival. Eso sí, los turcos no se amilanaron y respondieron a esta propuesta con tanta o más intensidad y con tanto o más deseo de ponerse por delante en el marcador.
De este choque surgió un primer tiempo de idas y venidas y de constantes alternativas en el que, sin duda, el jugador más destacado de los locales fue un Marko Dmitrovic que sacó varias manos decisivas ante Ferdi Kadioglu y Joshua King. Cierto es que Ivan Rakitic y Youssef En-Nesyri también rondaron el gol, pero la realidad es que, visto lo visto, fue el combinado visitante quien sin duda mereció marcharse al descanso con ventaja.
Un cambio clave
La segunda parte arrancó con un cambio esperado. Jorge Sampaoli sacó del campo a un superadísimo Alex Telles para dar entrada a Joan Jordán y, de una tacada, logró tanto mejorar la solvencia de su zaga como aumentar la consistencia de su medular. Además, el equipo dio un paso al frente y, a fuerza de internadas por banda y centros al área fuer arrinconado a un Fenerbhaçe que, de repente, dejó de parecer tan peligroso como en el primer acto.
La renovada actitud de los de Nervión encontró el premio deseado en el 56. Tras un clásico caracoleo de Bryan Gil, el recién ingresado Jordán recibió un buen balón en la frontal y soltó un disparo seco que, tras tocar en Willian Arao, acabó en el fondo de la red. Una acción afortunada, sí, pero también un claro ejemplo de que la suerte, casi siempre, echa una mano al que más la busca.
Sorprendentemente, el Sevilla no aprovechó la euforia del gol para buscar la sentencia y. poco a poco. fue reculando metros más con la idea de defender el botín obtenido que de engordarlo. Los de Jorge Jesus, que casi ni habían hecho acto de presencia tras el descanso, aprovecharon el regalo para ganar metros y alcanzar de nuevo con, excesiva facilidad, el área defendida por Dmitrovic.
Por suerte, Sampaoli reaccionó a tiempo y con la entrada en escena de Erik Lamela y Lucas Ocampos, su equipo volvió a ganar presencia en ataque. De hecho, fue el primero de ellos quien, pocos minutos después de que el segundo probase a Altay, acabó marcando un 2-0 que deja a los sevillistas a las puertas de los cuartos de final (minuto 85). Como diría aquel, siempre nos quedará la Europa League.
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