Europa League | Mikel Oyarzabal mantiene vivo el sueño europeo de la Real Sociedad
La Real Sociedad disputará los dieciseisavos de final de la Europa League tras superar por 3-0 al PSV en el último y decisivo partido de la fase de grupos. Los donostiarras, que firmaron un partido más eficaz que brillante, supieron sacar partido a los errores de un cuadro neerlandés tan valeroso en ataque como limitado en defensa. Mikel Oyarzabal, en dos ocasiones, y Alexander Sørloth fueron los autores de los tantos.
"Queremos mantener la sesión iniciada". Ése es el eslogan con el que la Real Sociedad presentaba en sus redes sociales el decisivo duelo ante el PSV. Tras describir una línea muy irregular en los cinco choques previos, los donostiarras alcanzaban la última jornada de la fase de grupos con la necesidad de obtener una victoria que certificase su pase a dieciseisavos de final de la Europa League.
Repasada la trayectoria reciente, podría concluirse que esta primera final de la temporada llegaba en un momento complicado, con el equipo sumido en un pequeño bache que le ha hecho caer hasta la quinta posición de la tabla en el torneo de Liga. Sin embargo, el encuentro también podía interpretarse como un momento idóneo para cambiar el rumbo y remontar el vuelo; para sellar el billete hacia la siguiente ronda europea y, de paso, recargar el depósito de moral de cara a los siguientes compromisos ligueros.
Aunque se esperaba una salida en tromba del cuadro local, fue el combinado de Eindhoven el que se mostró de entrada mucho más agresivo y vertical. De hecho, durante los primeros minutos dio la sensación de que el equipo necesitado de un triunfo era el neerlandés, ya que la Real ni presionó con insistencia ni se preocupó por buscar zonas ofensivas con gran velocidad. Aún así, en esta primera fase del choque fue el conjunto local quien gozó de la mejor ocasión, en un mano a mano en el que Alexander Isak no pudo superar a Joel Drommel.
Curiosamente, y tal vez para equilibrar la balanza, fue el propio jugador sueco quien, con el cronometro ya rondando la media hora, sacó bajo palos un cabezazo de Olivier Boscagli que amenazaba con convertirse en el 0-1. Fue el segundo aviso serio de un PSV que minutos antes ya había probado a Remiro con un buen disparo con efecto de Philipp Mwene y que poco más tarde estrelló un balón en la madera.
Afortunadamente para los vascos, cuando el partido comenzaba a ponerse más feo de lo debido, Mwene despejó con la mano un duro golpeo de Adnan Januzaj dentro del área y el colegiado, sin dudarlo, señaló el punto de penalti. Mikel Oyarzabal acertó desde los once metros y los donostiarras pudieron alcanzar el descanso con una mínima ventaja y con la sensación de haber salido indemnes de un primer periodo en el que ni su ritmo ni su juego terminaban de resultar acordes a lo mucho que había en juego.
La rabia de Mikel Oyarzabal es la de todos los aficionados realistas.
— Fútbol en Movistar+ (@MovistarFutbol) December 9, 2021
La Real se adelanta ante el PSV. #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/mCmwqP55e0
Mikel Oyarzabal firma la sentencia
Consciente de que solo le había faltado el gol para redondear su buena primera parte, el PSV encaró el segundo acto con la misma idea, la de presionar lo más arriba posible y desplegarse en ataque con alegría y velocidad. La Real, por su parte, también apostó por mantener el plan inicial y se asentó cerca de su área a la espera de poder cazar alguna contra. Aunque, por lo escueto del marcador, la idea entrañaba sus riesgos, el partido se aclaró casi de forma definitiva a los 15 minutos de la reanudación. Los neerlandeses se enredaron más de la cuenta en una salida de balón que no entrañaba aparentes riesgos y cuando quisieron darse cuenta Oyarzabal ya había materializado el 2-0 con un soberbio disparo.
Para completar su suicidio, casi acto seguido, en otra acción intrascendente, Ibrahim Sangaré sacó el brazo a pasear con la idea de proteger su avance ante Beñat Turrientes y el árbitro, ni corto ni perezoso, le mostró una amarilla que, sumada a la que ya arrastraba desde el primer periodo, se transformó automáticamente en una cartulina roja que dejó a los visitantes con 10 hombres y con ya nulas opciones de remontar el partido.
Hasta el final, lo único destacable fue ya la acción del tercer tanto, obra de Alexander Sørloth. El noruego culminó una buena acción ofensiva con un duro golpeo y redondeó un marcador un tanto engañoso, ya que ni los donostiarras merecieron tanto premio ni los neerlandeses un castigo tan excesivo. Sea como fuere, la Real cumplió su objetivo, el de mantener la sesión europea iniciada.
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