Primera División

Athletic Club | La inesperada transformación de Iñigo Lekue

Relegado a un discreto segundo plano durante las últimas temporadas, el versátil Iñigo Lekue ha logrado convertirse en una pieza básica en los esquemas del Athletic Club. El vizcaíno se ha beneficiado de la firme y decidida apuesta de Marcelino por convertirle en un lateral de garantías.

Por Juan C. Navarro
2 min.
Iñigo Lekue trata de robar el balón a Manu Vallejo @Maxppp

"El fútbol tiene cosas raras". El pasado mes de septiembre, al ser consultado por el repentino aumento de protagonismo de Iñigo Lekue (28 años), Marcelino García no dudó en mostrar hasta su propia sorpresa por una situación que ni él ni casi ningún aficionado del Athletic Club se esperaba.

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“Resulta que tenemos cuatro laterales en la derecha, contando con Lekue, y en una semana se lesionan tres. Entonces, aparece un jugador que estaba trabajando en la izquierda. El entrenador pone a Lekue porque el rendimiento es bueno y esos tres jugadores que estaban lesionados, se recuperan, y de esos tres elige al que eligió el primer partido de Liga, no es que me caigan mal ni haya perdido la confianza en ellos. Son simplemente situaciones en las que el entrenador tiene que tomar la decisión que beneficie al club", añadió para justificar su decisión.

Condenado a desempeñar un papel secundario desde hace ya tres temporadas (no había pasado de las seis titularidades en Liga en este periodo), el vizcaíno ha aprovechado un resquicio para colarse y asentarse en los onces iniciales. Y lo ha hecho tras sacar un notable partido a las que siempre han sido sus cualidades (la potencia, el dinamismo o la intensidad) y pulir sus evidentes carencias defensivas.

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Trabajo concienzudo

Gracias a la ardua labor del técnico asturiano, Lekue ha logrado mejorar su posicionamiento sobre el campo y ha logrado dejar atrás esa sensación de encontrarse siempre fuera de lugar cuando el rival buscaba su sector. Además, al ganar en confianza y sentirse más cómodo, el bilbaíno ha minimizado el número de errores y ha sido capaz de mejorar en la salida del balón.

En el apartado ofensivo, su crecimiento también ha resultado más que evidente. En apenas unas semanas, el balón ha dejado de quemarle las botas y se ha convertido en un aliado. El martes, ante el Espanyol, gracias una mezcla de todo esto, el canterano recuperó un balón con fe, condujo el balón con paciencia y acabó poniendo un pase que Iñaki Williams apenas tuvo que empujar a la red. Y lo hizo, además, por la izquierda, una banda que hasta no hace mucho le resultaba casi inhóspita. Bendita rareza.

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