Villarreal: El descenso sitúa las piezas en el escaparate

Dos goles marcados a cientos de kilómetros de distancia, el de Falcao para dar la victoria al Atlético de Madrid en El Madrigal y el de Raúl Tamudo en Vallecas, han terminado por hundir a un Villarreal que empezó el curso disfrutando de la Champions League y que el próximo año tendrá que batallar con los rocosos conjuntos que componen la Segunda División española.

El del submarino amarillo es un naufragio que cuesta entender. Es cierto que el verano pasado se marcharon Santi Cazorla y Joan Capdevilla, y que un rosario de lesiones dejó en el dique seco a su gran referente ofensivo, el italiano Giuseppe Rossi, pero basta con comparar su plantilla con la de buena parte de clubes de Primera para constatar que el castellonense no es, ni mucho menos, el tercer peor conjunto de la Liga española.

Sea como fuere, la temporada ha dictado sentencia y tras las lamentaciones por la pérdida de categoría se esconde otro problema: la posible desarticulación de un plantel que da cobijo a jugadores que pueden resultar francamente interesantes para los clubes que han logrado agarrarse a la máxima categoría.

Muchas piezas en el escaparate

En el escaparate castellonense relucen, sin duda, Cristian Zapata, Bruno Soriano, Borja Valero o Nilmar, futbolistas que difícilmente aceptarán el sueldo de un Segunda y que, por lo tanto, podrían mostrarse bastante propensos a cambiar de aires.

Pero la sangría también se podría llevar por delante a las jóvenes promesas de la entidad. Joan Oriol, Mario, Mateo Musacchio, Hernán Pérez, Wakaso Mubarak o Marco Ruben han rendido a un nivel aceptable en estos tiempos tan complicados y seguramente soñarán con algo más que pelear por el ascenso a la Liga BBVA.

Más dudas genera el futuro de veteranos como Diego López, Cani, Marcos Senna o Carlos Marchena. Con una carrera larga y, en algunos casos exitosa, tendrán que decidir si asumen el reto de rescatar al Villarreal o si deciden buscarse un nuevo destino menos exigente. Al tiempo.